“El esquema fenicio”: Wes Anderson o los límites de un mecanismo bien engrasado

Por Nicolás Schaller
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Michael Cera y Mia Threapleton en "El plan fenicio" de Wes Anderson. CORTESÍA DE TPS PRODUCTIONS/FOCUS FEATURES
Reseña Comedia picaresca de Wes Anderson, con Benicio Del Toro, Mia Threapleton, Michael Cera (Francia, 1h41). En cines el 28 de mayo ★★★☆☆
Para ir más allá
La casa Wes Anderson, especializada desde hace treinta años en la fabricación de cuentos picarescos y biotopos vintage de neurosis familiares y de los tumultos del mundo, os invita a su nuevo espacio de juego. Está dedicada al reencuentro del traficante de armas y empresario internacional Alexander Zsa-zsa Korda (Benicio Del Toro, en un papel a su medida) con su hija Liesl (Mia Threapleton, hija de Kate Winslet en la ciudad), una monja que se preparaba para tomar los votos monásticos antes de que su padre, en la cuerda floja, la embarcara en un viaje a Fenicia (sic) para convertirla en la heredera de su imperio. Durante el primer cuarto de hora de visita, tendremos el placer de ver a nuestro artesano romper las costuras de su estilo milimétrico y abrazar la locura de Korda, estafador extravagante, padre indigno (abandonó a sus diez hijos) y encarnación del mal capitalista: "¿Quiere una granada?", sugiere cortésmente a cada uno de sus invitados. Una introducción que rima con aventuras al estilo James Bond, una línea claramente hergética y el aroma viscontiesco de un nabab en decadencia de los años treinta, dando esperanzas de un retorno al brío romántico y salvaje de "El Gran Hotel Budapest".
Por desgracia, en la secuela Anderson recurre a su oficio y a una narrativa programática que se vuelve flácida y, por primera vez, no produce epifanías emocionales. Esta falta de sentimiento propio de la figura cínica de Korda, por muy relevante que sea como reflejo de una época dividida entre los negocios y el misticismo, ilustra sobre todo los límites de una inspiración que da vueltas en círculo, a pesar de una profusión de personajes pintorescos (el impagable Bjorn Lund, tutor de Liesl con múltiples personalidades, deliciosamente encarnado por Michael Cera), estrellas en libertad (el fiel Tom Hanks, Scarlett Johansson, Mathieu Amalric, el dios Bill Murray) y mil y un descubrimientos: las múltiples resurrecciones de Korda y sus pasos por el purgatorio, paréntesis en blanco y negro que pastichean a Dreyer y Paradjanov. "Él no es humano, es bíblico", dice uno de los personajes de Korda. El cineasta debe tener cuidado de no convertirse en uno de ellos o de transformar su marca registrada en un motivo industrial.
Le Nouvel Observateur